Equidad y Justicia Social
Propuesta a juzgar:
Mario Alejandro Ordoñez Alvarado
En América Latina existen
leyes para la juventud e instancias creadas para garantizar su bienestar y
protección en las cuales se asumen los jóvenes como sujetos de derecho y como
actores principales en el desarrollo. Sin embargo, independiente del nivel
socioeconómico, en el momento actual, ser joven no es fácil. Los jóvenes
constituyen los grupos de mayor vulnerabilidad social: asesinatos,
desplazamiento, accidentalidad, delincuencia, ausencia de proyecto de vida.
Los jóvenes en situación de vulnerabilidad tienden a abandonar el sistema escolar. Pero, a pesar de que en muchas ocasiones reciben desde la institución educativa, una formación que poco o nada reconoce su cultura, sus maneras de leer el mundo, sus intereses, potencialidades o defectos, los jóvenes suelen creer en la educación y ver en ella una oportunidad de realización.
Sin embargo, la pregunta central es cuánto puede hacer la educación por la equidad en un marco social excluyente. La equidad de oportunidades educativas está vinculada a la redistribución económico social y a la atención de las diversidades culturales (Jacinto y Freytes, 2004). En sociedades como las latinoamericanas, altamente desiguales y segmentadas, ello implica la adopción de políticas sociales integrales que atiendan a las diferencias de origen.
La exclusión de jóvenes del sistema educativo constituye una cuestión compleja cuando se aborda temas sociales asociada a la educación. En ella confluyen dimensiones sociales, económicas y pedagógico-institucionales que impiden garantizar para todos los jóvenes especialmente aquellos que pertenecen a los sectores más pobres y vulnerables– el derecho a la educación. Un derecho social que se expresa, entre otros aspectos, en el acceso, permanencia y egreso del sistema educativo en condiciones institucionales de equidad para toda la población.
Desde el punto de vista de la
atención educativa, es preciso no caer en las teorías del déficit que ubican
las causas del fracaso escolar en los propios alumnos, sino comprender que éste
es construido socio-culturalmente y lleva a cuestionar el sistema escolar, los
dispositivos de aprendizaje y la homogeneidad de la escuela (Jacinto y Freytes,
2004). De allí la necesidad de la flexibilidad curricular, pedagógica
(tutorías, diferentes espacios de aprendizaje), de espacios para aprender
(Codesocial, 2009) y la oportunidad que tiene la escuela de transformarse a
partir de las políticas de inclusión educativa.
Lugar: Caserío San Antonio – Túcume – Lambayeque – Perú.
Público objetivo: niños, niñas, adolescentes y jóvenes varones
y mujeres.
Duración: 4 meses
Resultado:
El proyecto tiene por objetivo
establecer una nueva manera de involucrar a los pobladores diseñar e implementar las políticas para la
juventud del caserío de San Antonio, basada en un enfoque: integral y
articulado.
El desarrollo de las
capacidades de la población objetivo como el empleo, el fomento de la cultura y
el deporte, la participación ciudadana o la educación sexual y en salud, entre
otros.
Objetivo General:
Generar y validar un modelo de
intervención hacia los jóvenes insertos en condiciones de alta vulnerabilidad,
estructurado en la lógica de la construcción de un Sistema de Protección Social
que incluya a Adolescentes Jóvenes y niños, con énfasis en los procesos de
seguimiento y evaluación del impacto de los programas que se trabajara con los jóvenes.
Resultados esperados:
· Juventud
más informada sobre sus derechos y oportunidades en el ámbito social.
· Juventud
más participativa en ámbitos de su interés.
· Mayor
confianza y acercamiento entre los propios jóvenes y de éstos con el Estado.
· Mayor
confianza entre los y las jóvenes y su comunidad.
·
Desarrollo de sistemas de alerta temprana que permitan abordar de manera
oportuna las situaciones de
riesgo a las que pueden estar expuestos.
· Diagnósticos
precisos sobre necesidad social de jóvenes
· Fortalecimiento
de la identidad juvenil.
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